domingo, 26 de abril de 2009

Hadas encantadas y desencantadas


Fuente: El Gran libro de las hadas (LIBSA)

Muchas personas creen que hadas no hay más que el mito. Que en general sólo son una ficción y que sólo hay un tipo de hada. Pero se equivocan, hay hadas tanto como naturaleza en el mundo. Cada elemento tiene vinculada un tipo de hada que la custodia: hadas acuáticas, marinas, terrestres, aladas, de fuego, etc. Seres que están ligados junto a otros seres como los duendes, brownies, kobolds o gnomos y enanos…

Dentro del fascinante mundo de las hadas hay una especie que está bastante definida y repartida en distintas regiones. Son las hadas encantadas, aunque en realidad no son del todo hadas porque sus padres son mortales y ellas están en cautiverio por distintos motivos: posiblemente a causa de actitudes no debidas, promesas incumplidas, un encantamiento por equivocación o ¿quién sabe?


Cuando una joven es raptada pasa a formar parte del mundo de las hadas, aunque se diferencia de ellas por dos motivos: las hadas encantadas son mortales pero conservan su alma inmortal y durante toda su existencia alimentan la esperanza de ser desencantadas. Este tipo de hadas tienen los mismos poderes que las hadas naturales y adquieres sus habilidades y costumbres. A causa de esto son invisibles y viven en el agua, o en las colinas o tal vez en los bosques y aprenden a hilar y tejer, a cocinar, a bailar y a cantar como las demás.

Por norma general se reserva para las hadas encantas la misión de custodiar los tesoros del Reino, y si alguna vez un hada es desencantada, el mortal que ha conseguido hacerlo se casa con ella recibiendo parte de esas riquezas.
Para evitar esto que hace que el Reino pierda parte de su tesoro, las hadas encantadas están controladas por animales fabulosos como los hipogrifos o los dragones.




Las hadas y los seres humanos

Cuando era niña y por primera vez escuché hablar de un hada no dudé nunca de su existencia. Buscaba en cada rincón para ver si dejaban rastros, auscultaba la oscura noche para divisar sus pequeñas lucecitas, me maravillaba cada vez que veía una seta pensando que por ahí podría haber pasado algo inesperado en sus vidas. Ahora, que ya he crecido, sigo sintiendo la misma fascinación por aquellas cosas. No sé por qué cuando nos hacemos mayores perdemos la ilusión, dejamos de creer, nos dicen que todo eran historias fantásticas y que no podían ser de ningún modo posibles, pero ¿y si lo fueran? ¿Y si el secreto fuera que dejamos de verlas porque no creemos en ellas? ¿y aquello de que un hada muere cada vez que alguien niega su existencia?
Constantemente la gente me dice una y otra vez que no existen, que son chiquilladas, ¿y qué si tengo el síndrome de Peter Pan?
Creo que no tiene nada malo vivir en una ilusión, siempre que no te distorsione excesivamente la realidad, como mínimo imaginando mundos no haces daño a nadie, ni siquiera a ti mismo…Hay otras cosas peores. Simplemente hay que hacer como las hadas: coger un par de alas y echar a volar.



Por eso mismo, encontré un apartado interesante en el libro de Teresa Martín titulado “Vida, secretos y costumbres del mundo encantado de las Hadas” que me parece pertinente destacar:
“Los humanos saben que no hay que espiar a las hadas, ni interrumpir sus bailes, ni molestarlas, y que hay que mantenerse a cierta distancia, complaciéndolas de vez en cuando con algún regalo… Normas básicas de lo que se debe saber, de lo que hay y no hay que hacer, para no correr riesgos y vivir en armonía con la naturaleza y con todos sus habitantes mágicos.
En algunos casos se trata de prácticas sencillas, como recoger determinadas hierbas en días especiales según el ciclo de las estaciones; pronunciar ciertas palabras mágicas; llegar algún objeto de hierro; no traspasar los lugares vedados, cuyos límites están señalados con marcas, a veces, casi imperceptibles. Pero, muy especialmente, y no hay que cansarse de decirlo, amar y cuidar la naturaleza: evitar que sufran los árboles añosos, mantenedores del equilibro entre la tierra y el agua: oponerse al exterminio de la vegetación que se practica en algunos parajes, con afán destructivo o para construir edificios aplicando técnicas extrañas al medio; luchar contra la contaminación de las aguas y la profanación del aire…

No es éste un programa ecologista, sino, simplemente, el cumplimiento de las leyes naturales que nos invitan a querer el mundo en que vivimos, cultivarlo y velar por él. Y allí seguirá estando también ese estrato de la condición humana que es la facultad de imaginar mundo paralelos para formular sus sentimientos, sus búsquedas, sus deseos, sus preguntas ante el misterio de todas las cosas. La Fantasía seguirá siendo aquella vivaz doncella , al servicio de quienes no pierdan la capacidad de soñar, de inventar, y por tanto, de seguir creyendo en las hadas. Como los niños…”



El origen de la palabra "hada"

Texto extraído sobre el Gran libro de las hadas (LIBSA)

“Al igual que la mayoría de las palabras de nuestra lengua, la palabra “hada” viene del latín. Generalmente se acepta que viene de fatum, en su forma plural fata, que significa oráculo, designado así al destino, al hado, al futuro. De fata a hada no es muy difícil rastrear su evolución. Primero evolucionó la t que, como el resto de las oclusivas sordas (p, t, k) en posición intervocálica cambió a su forma sonora d (b, d ,g), quedando la palabra “fada”.
En los primeros textos medievales en lengua castellana ésta era la forma que aparecía, fada, como confirma el Rimado de Palacio, algunos textos de Juan Ruiz, el Apolonio, etc. En ellos esta palabra no significaba lo que ahora significa, sino que la palabra fada respondía al significado de “suerte, destino”, más apegado a su origen fatum (oráculo, destino, fatalidad, hado). De fada a hada pasó por la aspiración de la f inicial latina.”



Las hadas



Argumento Universal

La ambición del poder: el destino de Urano, Cronos y también el de Macbeth

La lucha por el poder es uno de los temas más tratados por William Shakespeare. Muchas de sus obras contienen subtramas argumentales donde algunos de sus personajes ansían con tener un poder mayor del que ya poseen, pero indudablemente donde mejor se ve, tal y como afirman Jordi Balló y Xavier Pérez en “La semilla inmortal” es en su obra Macbeth (compuesta hacia el año 1606).

“La obra cuenta la vertiginosa y violenta trayectoria de un general primo del rey de escocia, al que, cuando cabalga en compañía de su fiel amigo Banquo, unas brujas profetizan que no tardará en ser monarca. Después de informar a su esposa de la profecía, ésta le instiga a convertirla en realidad, sugiriéndole que se deshaga del rey y ocupe su lugar. Macbeth aprovecha la estancia del monarca como invitado de su castillo para matarlo, y atribuye el crimen a un centinela, al que asesina a continuación. Gracias a esta traición es proclamado monarca, pero desde entonces vive atormentado por el remordimiento y por el miedo a ser descubierto. Para protegerse de los más próximos aspirantes al trono, comete otros asesinatos, mientras nuevas profecías le hacen saber que ningún nacido de mujer acabará con él, y que no tiene nada que temer mientras el bosque que rodea su castillo no eche a andar. Finalmente, después de que su mujer haya enloquecido llegando al suicidio, los enemigos de Macbeth organizan una guerra contra él y asaltan el castillo protegidos por las ramas que han cortado del bosque. Macduff, un noble escocés que fue arrancado antes de tiempo del vientre de su madre muerta, acaba personalmente con el usurpador, cumpliendo la última profecía de las brujas”.

Macbeth y Banquo con las brujas en el Breza ( Théodore Chassériau)


Como podemos ver, es la historia de un hombre que sucumbió al poder, que esperó llegar a él durante mucho tiempo pero se precipitó y no llegó a causa de los medios indebidos, para que digan después que la causa justifica los medios. Sus ideales se corrompieron y cometió un asesinato, después de esto ¿quién podría ser un buen monarca? Estoy segura que si no lo hubiesen matado al final, el remordimiento lo hubiese carcomido por dentro. Este mismo destino estuvo profetizado también para Urano y Cronos, padre e hijo, quienes recibieron un castigo por un crimen instaurador y una posesión demoníaca.



Océano

Océano es un titán representado muy a menudo con pinzas de cangrejo y con el torso y los brazos de un hombre bien fornido.
Algunos de los estudiosos de la mitología, piensan que en un principio Océano era representativo de los cuerpos de agua salada, no obstante a medida que la geografía fue concretándose, Océano pasó a representar aguas más desconocidas y místicas del Atlántico, mientras que Poseidón gobernó el Mediterráneo.



Japeto

Japeto era uno de los hijos de Urano y Gaia que formaba parte de la “familia” de los titanes. Sus hijos fueron Atlas, Epimeteo, Menecio (asesinado por Zeus en la Titanomaquia) y el célebre Prometeo, quien facilitó la supervivencia de la raza humana.